TERCER LUGAR
¿Es posible hacer un teatro de denuncia, actual, joven, ágil, cómico y al mismo tiempo profundo? Sí, dice el autor del texto ganador del tercer lugar en el Concurso de Crítica Amateur del Festival Internacional de Teatro de Santa Cruz. La prueba está en la obra HDP de Voyeur Teatro.

Una pistola falsa de utilería y un engorroso proceso; una comedia que se convierte en una tragedia judicial.
En el Bicentenario de Bolivia, el eficiente y gran mariscal Sucre —fiel escudero de un tal Bolívar llamado el Libertador— se avergonzaría de aquella institución, la Policía —y del país— que ayudó a fundar.
Sí. HDP. Ésta no es una columna de crítica políticamente correcta. No. Porque hace referencia a una obra de teatro que tampoco es políticamente correcta. Con HDP usted puede reír, rabiar, quedar ansioso, pasmado, incluso llorar, pero muy rara vez permanecer indiferente o inmutable.
Desde la lejana tragedia de la reina Clitemnestra se llega hasta la real tragedia de la carceleta de un módulo policial situado en el norte de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra. No hace falta decir que los hechos pueden ser o, mejor dicho, son más que reales: todo aquel ciudadano que ha vivido un abuso policial o judicial se sentirá identificado con esta pieza.
En HDP el despliegue escénico es atractivo, el guion es ágil y logra mantener atrapado al espectador; los actores mantienen la tensión e incluso llegan a conmover; no obstante, como contraparte, podrían prescindir de algunos momentos que alargan la trama innecesariamente, o de algunos silencios, sabiendo, claro está, que hay silencios necesarios y que los silencios también comunican.
Voyeur Teatro se constituye, acaso, en una revolución para el arte teatral cruceño.
El joven director de este elenco, Sergio Calero, se erige en esta representación como el hombre orquesta, pues despliega toda su versatilidad: hace de actor, de técnico, de Dj, además de director y dramaturgo. Siendo todo ello una virtud, constituye al mismo tiempo un riesgo escénico que hay que saber dosificar y manejar sin cansar al auditorio.
HDP es una obra de teatro más que necesaria. Nos demuestra que es posible hacer teatro de denuncia, teatro actual, joven, ágil, cómico y al mismo tiempo profundo, comprometido con la realidad, crítico con el poder, con el autoritarismo, con la corrupción, sin caer en el pasquín o panfleto.
Voyeur Teatro se constituye —acaso— en una revolución para el arte teatral cruceño. Podemos exagerar un poco, pero no tememos al decir que, con sus obras, los integrantes de este grupo, pueden quizá sumarse a los hitos de la historia del teatro en nuestro departamento, no sólo los del siglo actual y el pasado, sino también los del teatro cruceño del siglo XIX. La historia siempre es necesaria. De aquel siglo conocemos de la labor artística gracias al periódico del poeta, literato y gestor cultural Tristán Roca, La Estrella del Oriente. Y tenemos referencias sobre el actor y multifacético artista Manuel Lascano Velasco (1844-1910), cofundador junto al anarquista Andrés Ibáñez del Partido Igualitario, que escenificaba historias junto a músicos de la época.
HDP evidencia que tras años de discursos de cambios y transformaciones, que después de varios ministros —incluida una mujer ministra, compréndase la necesaria redundancia— nada ha cambiado o todo ha cambiado para que no cambie nada o casi nada en el actuar de algunos uniformados de la institución llamada casi poéticamente del ‘verde olivo’, ni de la cacareada justicia “elegida”.
HDP, por otro lado, marca un camino a seguir, a desarrollar, ampliar y seguir mejorando para nuevas generaciones de teatristas y artistas de la escena local y nacional contemporánea.

El jurado destaca que el autor toma como motivo el trabajo del grupo cruceño para intentar encontrar claves de un arte teatral hecho en Santa Cruz. Es decir, el arte como respuesta a un entorno sobre el cual los artistas se expresan no sólo para reflejarlo sino para mirarse y mirar su sociedad críticamente.
El Concurso de Crítica Amateur de Teatro fue convocado por segunda vez en el marco del Festival Internacional de Teatro de Santa Cruz. Son auspiciadores la APAC y las revistas Rascacielos y Okey.bo