El Omar

Omar Fuertes se ponía el vestuario con una ritualidad envidiable, casi como un cura se pone la sotana para salir ante los feligreses: prenda por prenda, detalle tras detalle. Luego, pincel y esponja en mano, atacaba su rostro y éste tomaba forma. Era el personaje, el niño o el payaso, ya no el Omar. ¡Haremos…